La presidenta del Banco Marcó del Pont, declaró que siguen comprando dólares.
Si ellos dan ese ejemplo, hay que seguirlo.
Ahora debe decidir qué es conveniente decir a la prensa ya que está próxima a finalizar su mandato, el 23 de septiembre y tiene que “sembrar” para el próximo puesto que querrá solicitar.
Buena letra por estos días.
Lo que llama la atención es la manera de no decir nada al público en sus declaraciones, que cierra con una frase enigmática para la mayoría: se hubiese provocado un enfriamiento de la economía, refiriéndose a la compra de moneda extranjera por parte del Banco Central.
Lo que en otras palabras quiere decir que para sostener el precio del dólar el Banco compra dólares, y que ello significa crecimiento y empleo, aunque ninguna de esas cosas se note.
Por otra parte, siguiendo con la buena letra, defendió los número del INDEC, como una fórmula de prolijidad del manual del funcionario público que quiere seguir siéndolo, negando que sostener esa mentira sea para tener controlada la inflación, sin mencionar que en realidad le conviene a la exportación la manutención de esos montos ficticios, con lo cual ya sabemos que eso no beneficia en nada al mercado interno, sino a los empresarios exportadores.
Hizo declaraciones de todo tipo para justificar los números, tratando de desviar la atención hacia la oferta y demanda de la moneda, y eligiendo un modo extraño para ello: negando que tuviera que ver con la economía que involucra la producción y exportación de alimentos, con lo cual coloca el tema en el imaginario de los interlocutores provocando el efecto contrario al que se propuso.
En otras palabras, para el manual del buen funcionario el crecimiento de precios es culpa de la puja entre sectores internos, y no a la manipulación del dólar por parte de las actividades del Banco Central.
Se mencionó también el aumento de la tenencia en pesos en las cajas de ahorro, como si eso tuviera relación alguna con el índice cuestionado; sería interesante que alguien le informe a la funcionaria que hay mucha inseguridad y que eso obliga a muchos a tratar de no tener dinero en las casas, y que por otra parte, la gente prefiere cosas a la plata, por el poco valor de la plata, lo que da una distorsión en el mercado de consumo, de aumento del crédito, la gente prefiere tener los objetos y pagarlos a larguísimos plazos a que se la quiten asaltantes, pero eso no significa que se confíe en los bancos.
Al menos por una generación la relación de confianza entre usuario y Banco está lesionada y aunque los servicios de moneda plástica en tarjetas están enloquecidos ofreciéndolas a todo usuario que pase por la misma vereda de un Banco, la población está prudente y toma los convenios de tarjetas y de préstamos con pinzas.
Lo muestran la disminución de plazos fijos y la baja de inversiones en otras áreas.
Mientras Marcó Del Pont siga fingiendo que los índices son correctos y base su política monetaria en esas irrealidades, la seguiremos teniendo como funcionaria.
Yo creo que esto desemboca en una renovación de mandato, todas esas declaraciones no son más que una carta de intención a los empleadores para que sepan que ella hace buena letra.
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